jueves, 15 de diciembre de 2011

JULIÁN MARÍAS. UNA RESPUESTA RESPONSABLE AL PROBLEMA DEL ABORTO - Juan Manuel Monfort Prades

Resumen
El objeto de este breve ensayo es presentar el debate actual en torno al aborto desde dos posturas enfrentadas. Se tomarán dos artículos que representan las opiniones mayoritarias sobre el tema: por un lado Julián Marías, por otro Peter Singer a través de un artículo de M. A. Warren en su Compendio de Ética. Buscaremos exponer las razones de uno y de otro para luego extraer las conclusiones pertinentes.

Conclusión
En definitiva, ¿qué tipo de cultura promueven una postura y otra? ¿Hacia dónde avanza el género humano? El choque de derechos queda reducido a admitir que uno no es persona y el otro sí. ¿Puede imaginarse una sociedad donde por algún “conflicto” de derechos uno que se considera superior a los otros por tener unas capacidades más, tuviera el derecho de matarlo con la ley en la mano? La sociedad a la que nos lleva el planteamiento abortista es tal que quienes se consideran más personas porque tienen unos “requisitos” que otros no tienen, se sienten con el poder de quitarles la vida a los que no los tienen. Aun en el caso de que una persona tuviera un solo requisito más que el resto, por este sistema, si se diera un conflicto, el que posee un solo requisito más tendría más valor que otro.
Una sociedad así rechaza las bases de una convivencia pacífica en este mundo. Queda instaurado un régimen de injusticia y de desigualdad donde aquellos que en
su momento ostentan el poder se sienten capaces de decidir quién tiene valor y quién no. Los reconocidos como “sabios” de este mundo se convertirían en dueños de la vida y controladores de la sociedad.
De aquí no puede esperarse más que un falso progreso que abocaría al género humano al primitivismo y a la barbarie, a un estado de deshumanización patente. A eso que Juan Pablo II denominó cultura de la muerte.
Cuando se dice que la pertenencia al género humano, es decir, el simple hecho de ser una vida humana, no es razón por sí misma para tener una dignidad igual que la de una persona con todas sus características, se parte de un error radical. Se parte de la idea de desigualdad de los seres humanos, se apela a defectos o perfecciones colocándose alguien en un lugar superior desde el cual juzga las desigualdades, colocándose en el lugar de Dios. Es interesante cómo en sistemas filosóficos ateos como el de Peter Singer, no renuncien tampoco a la idea de Dios, pues lo necesitan para defender su postura. Ahora bien, en lugar de un ser trascendente, en el lugar de Dios se colocan unos hombres que piensan tener una capacidad de valorar las posibilidades de los demás y decidir su dignidad.
Hoy, que para todo se pide objetividad, resulta cuanto menos fuera de lugar recurrir a capacidades tan subjetivas para decidir sobre la valía de una vida humana. ¿No habrá detrás de todo esto intereses personales en lugar de verdadera intención de encontrar un razonamiento fuerte sobre el valor de la vida humana?
La alternativa ha de ser una visión del tema radicalmente distinta. Sólo desde la valoración de cualquier vida humana como valiosa y digna, puede entenderse la ilicitud del aborto y pueden ponerse las bases de una convivencia pacífica en la sociedad. Sin una igualdad radical de la vida humana en todos sus estadios la sana convivencia no está garantizada.
Para finalizar, la esperanza reside en la vuelta a la persona y a su dignidad y esto sólo es posible desde el descubrimiento personal de esta realidad, por ello se puede concluir con Marías lo siguiente:
“Mi confianza descansa en lo único posible: las personas. Se trata, simplemente, de que éstas, inevitablemente lo son, se comporten como tales, vivan desde sí mismas, se enfrenten con su responsabilidad, no se dejen manipular desde fuera como autómatas. Ante las conductas que me inquietan, me pregunto siempre dónde se originan, si en la realidad de la persona o desde fuera de ella. Cuando se tiene una larga experiencia, casi siempre se descubre el origen endógeno o exógeno de lo que se cree pensar, de lo que se dice o se hace. Es posible hacer una enérgica llamada a cada uno; esto quiere decir a la libertad, a la independencia. La verdad os hará libres. Ahí está todo".

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