miércoles, 12 de septiembre de 2012

Aborto y voluntario indirecto

Por Luis Fernández Cuervo* Domingo, 9 de Septiembre de 2012
Hace muchos años leí en el diario El País, de Madrid, un caso humano conmovedor, planteándole a los lectores posibles soluciones a esa situación lamentable.
Se trataba de una mujer joven, pobre y subnormal, que estaba embarazada como resultado de una violación. El periodista escribía que en una situación así, si nacía el niño, sólo sería para llevar una vida llena de privaciones y fracasos porque su madre malamente lo podría alimentar y por su deficiencia mental, no lo podría educar. Como yo ya conocía por donde va la hipocresía y sinuosa malicia de ese diario, pronostiqué que el caso era uno de los primeros pasos para manipular a los lectores e ir dejándoles dispuestos para aceptar después la legalización del aborto, cosa que efectivamente ocurrió.
Lo curioso es que ese mismo caso --¡calcado!-- lo han presentado, en El Salvador, funcionarios de la Comisión Nacional de Bioética, como una caso urgente y actual en los foros que organizan dizque para discutir, "amplia y democráticamente", sobre la necesidad del aborto legal.
O sea que estamos en lo de siempre: la internacional del genocidio --que es una de las muchas ramas de la cultura millonaria de la muerte-- funciona con viejas fichas, bien gastadas por los años de uso, para andar con los mismos cuentos, de aquí para allá, donde haga falta, a ver si consiguen manipular la opinión de muchos ciudadanos ignorantes de lo que manda la Ética Médica universal, de lo que es correcto o de lo que es un crimen.
¡Cuánta hipocresía y cuánta maldad! ¡O cuánta esclavitud mental dispuesta a decir lo que le manden si pagan bien el favor!
Otro caso presentado dramáticamente, en uno de esos foros trucados, es la situación de una mujer con embarazo tubárico. Al no existir derecho al aborto en El Salvador, dicen que la ley, o el director del hospital, obligan a esperar a que se rompa espontáneamente la trompa uterina que aloja al embrión humano, porque extirparla antes sería efectuar un aborto.
Falso de falsedad absoluta. No son casos de aborto, sino de actuar según la regla de Ética Médica llamada del voluntario indirecto. La dignidad humana y moral que tiene la profesión médica proviene de su alta finalidad ética: trabajar siempre en defensa de la salud y de la vida de sus pacientes. Eso ya quedó establecido, cinco siglos antes de Jesucristo, con la frase: primero no dañar atribuida al médico griego Hipócrates, que además era un decidido enemigo del aborto. Pero existen varias situaciones en las que el médico, al salvar a su paciente de una enfermedad o de la muerte, indirectamente, sin que él lo quiera, produce un daño. Ejemplo: amputar una pierna a una persona produce el daño de dejarle cojo; pero si la pierna está gangrenada, debe amputarse, antes de que la gangrena se extienda y mate al paciente. La cojera, en este caso es sólo un daño indirecto.
Los casos de embarazos tubáricos, (donde el embrión crece fuera de su sitio normal, la cavidad uterina) son casos también de voluntario indirecto. Lo ético, lo correcto, es extirpar esa trompa antes de que se rompa, porque esperar a su rotura es esperar a que se produzca una peritonitis que puede matar a la madre. Cuando se extirpa antes de que se rompa, se salva a la madre de la peritonitis. Al embrión no se le mata, simplemente muere y también lo haría con la rotura tubárica. Es un daño colateral, indirecto, no querido, inevitable.
También es caso de voluntario indirecto, en una mujer enferma de cáncer y embarazada, atacar agresivamente su cáncer avisándola de que ese tratamiento, en casi todos los casos, producirá en su hijo un grave daño o la muerte. El médico actúa éticamente bien al efectuar ese tratamiento. La madre actúa moralmente al aceptarlo. El mal que sufra su hijo es sólo un daño indirecto, no querido. Además se conocen casos donde el hijo sale vivo y sano.
*Dr. en Medicina.
Columnista de El Diario de Hoy.
luchofcuervo@gmail.com
FUENTE

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