martes, 27 de diciembre de 2011

The Abortion Debate: A Reasoned, Scientific Pro-Life Argument

Les compartimos este enlace ( está en inglés), nos pareció muy buen artículo.

The abortion debate: A reasoned Scientific Pro-life Argument

Síguenos en facebook

El comienzo de la vida: el Estatuto del embrión

Enecontré esto navegando por la pagina de la sociedad internacional de bioetica, es un artículo publicado por Juan Lacadena, catedrático de genética en la Universidad Complutense ( España): A grandes razgos, su planteo es que, el embrión una vez que expresa las moléculas de HLA, no sería ético el aborto. Este fenómeno ocurre en la 6ta semana apróximadamente. 
Pero.. qué es la molécula HLA?, a grandes razgos, el sistema inmune de cada uno de nosotros, utiliza el sistema HLA para "informarle" a las células del sistema inmune que "cosas" son ajenas al cuerpo. Es decir, es la molécula que no da una especie de "identidad inmunológica": Cada uno de nosotros posee un sistema HLA único, e irrepetible.

Les comparto la publicación:



Juan R. Lacadena (España)
El comienzo de la vida: el Estatuto del embrión

Antes de pasar a algunos temas concretos, me gustaría hacer unas reflexiones generales. En primer lugar que el comienzo de la vida humana significa el planteamiento de dos cuestiones fundamentales. Una primera cuestión es cuándo empieza una nueva vida humana y la segunda cuestión es, cuándo esa vida humana, una vez que ha comenzado, podemos decir que está individualizada. Y estas perspectivas o estas dos preguntas se pueden analizar desde una perspectiva puramente biológica, desde una perspectiva genética, desde una perspectiva de comparación y valoración de lo que supone el desarrollo embrionario con respecto al término (que es ya el individuo nacido), y desde el punto de vista filosófico, lo que en términos de la filosofía zubiriana significaría decir que ese ser en desarrollo ha alcanzado ya la suficiencia constitucional, que es cuando Zubiri diría que ya tiene la personalidad. Hay quien dice que la persona humana “es” desde el momento mismo de la fecundación; hay quien dice que la persona humana es muchisímo más tarde... Bueno, pues dentro de ese rango y ese abanico de opiniones, o de creencias o de opciones, efectivamente, pues ello hace referencia exclusivamente a cómo aplicar la filosofía zubiriana. Yo, desde ya, digo que no soy filósofo, por tanto no voy a poder defenderla, porque no sé más de lo que he tratado de aprender para hacer este razonamiento, pero que creo que es muy sugerente.

      Otro planteamiento inicial que es importante, es que cualquier proceso biológico -tanto a nivel molecular como el extremo opuesto que sería a nivel de evolución- cualquier fenómeno biológico es un fenómeno continuo, es decir, la continuidad de cualquier proceso biológico. Lo cual significa que hay una imposibilidad real de definir en cualquier momento el antes y el después, porque por ejemplo cuando estemos hablando del embrión y nos estemos refiriendo a los famosos catorce días después de la fecundación, pues naturalmente la pregunta o el comentario que siempre se hace... y porque no son trece y por que no son quince, o porque no son catorce menos unas horas o catorce más unas horas. Cualquier proceso biológico es continuo, e incluso cuando se habla de la fecundación, ¿cuándo es la fecundación?, ¿cuándo empieza la aproximación del espermatozoide a la zona pelúcida para introducirse dentro del ovocito? ¿cuándo se libera el pronúcleo masculino en ese citoplasma? ¿cuándo empieza la división? En fin, en cualquier situación será difícil responder al momento exacto. Creo que es imposible hacerlo. Sin embargo, también es muy importante el hecho de que cualquier proceso biológico sea continuo, eso es compatible con la emergencia instantánea de propiedades nuevas. Ahí se pueden poner ejemplos que son de fácil comprensión. Podemos tener por ejemplo dos moléculas químicas, dos proteínas que cada una por separado tiene unas propiedades, unas características y una funcionalidad. Si unimos esas dos proteínas aparece una nueva función absolutamente distinta de la que tenía antes, por separado y sin embargo ha sido un proceso continuo el de la unión o interacción de esas dos proteínas. Entonces eso quiere decir que dentro de esa continuidad de un proceso de desarrollo pues habría que aceptar que, que puedan aparecer de forma instantánea propiedades nuevas.

      El tercer aspecto que me gustaría, como generalidad, mencionar aquí también es que en los temas de investigación o de ciencia, todos corremos el peligro de hacernos muy reduccionistas, en el sentido de que, claro, si estamos hablando de organismos o de seres humanos y estamos hablando de ADN pues hay quien puede tener la tentación de reducir el ser humano a lo que es su ADN. En definitiva la idea que me gustaría dejar aquí es que el reduccionismo en biología es peligroso, porque el todo biológico no es igual a la suma de las partes. Y esto también puede tener que ver cuando a veces en los laboratorios se ve la vida, o se ve el ser humano con ojos o criterios quizás demasiado reduccionistas.

      Hechos estos primeros planteamientos generales, voy a hacer algunas consideraciones desde el punto de vista biológico y genético sobre el desarrollo embrionario humano.

      Obviamente, el proceso de desarrollo se puede subdividir en una serie de etapas que, convencionalmente, por un lado tendríamos la etapa gameto – fecundación – cigoto; en segundo lugar otra etapa que sería cigoto – mórula – blastocisto – anidación (de ese blastocisto en las paredes del útero femenino); una tercera etapa sería la del final de la anidación hasta alcanzar el estado de feto; y una última etapa que sería ya desde feto hasta el nacimiento. Y esas etapas son situaciones biológicas diferentes, con consecuencias éticas y jurídicas también diferentes.

      Desde el punto de vista genético, a mí juicio, la etapa más crucial es la segunda, cigoto – mórula – blastocisto – anidación, porque afecta de lleno a lo que se ha venido a llamar el Estatuto del embrión, pues como diré dentro de un momento, en esa etapa es donde todavía se puede cuestionar la individualización del nuevo ser. Por consiguiente cuando hay personas que son partidarias de manipular embriones o de destruir embriones o de eliminar embriones congelados, etcétera, es que piensan que en esta etapa el Estatuto embrionario, como no está individualizado, no tiene una repercusión ética y por tanto una consecuencia también jurídica importante.

      Se ha discutido mucho, y obviamente el doctor Marcelo Palacios fue una de las personas implicadas en el tema, la cuestión diríamos terminológica, la cuestión de hablar de preembrión o hablar del embrión pre-implantatorio; en realidad ya desde el año ochenta y ocho en que ya se planteaban estas cosas cuando la ley de la reproducción asistida española y también con el informe Palacios, etcétera. En realidad yo quizás lo único que indico, un poco desde el punto de vista de consecuencias éticas que puedan tener estas cuestiones terminológicas, es que muchas veces el cambio de palabras implica cambios de actitudes y es evidente, y de esto se ha hablado muchas veces y por muchas personas, pues el mismo hecho de hablar de preembrión implica que si es una cosa “pre” y no es el embrión, por tanto quiere decir que no tiene el mismo Estatuto que si fuera el embrión y por tanto se puede manejar, manipular, etcétera. Otras personas pues piensan que es preferible, aunque se utilicen más palabras, el utilizar el término de embrión pre-implantatorio, o el embrión de dos células, o el de cuatro células, o de dieciséis células etcétera.

      Obviamente en la literatura, incluso jurídica, etcétera, internacional, ha habido tanto en Europa distintas comisiones que han utilizado una terminología u otra, y distintas legislaciones. Lo único que se trataría aquí de valorar es si realmente desde le punto de vista científico y ético un preembrión no es más que, como si fuera un cultivo celular, un montón de células humanas o si realmente en esas células hay ya una humanidad que hay que valorar desde el punto de vista ético.

      Decía antes que la etapa, desde el punto de vista genético, más importante en el desarrollo embrionario era desde la formación del cigoto hasta la terminación de la anidación y, lo decía porque cuando he mencionado antes que las dos preguntas fundamentales eran cuándo empieza una vida humana y la segunda era cuándo esa vida humana que ha comenzado y se puede decir que está individualizada, yo creo que desde el punto de vista genético y biológico nadie duda que la nueva vida, como vida humana nueva, aparecería en el momento de la fecundación, y lo de “momento” lo tendría que decir entre comillas por lo que he dicho de la continuidad del proceso, en el sentido de que, entonces es cuando en el cigoto se reúne una información genética que es producto de dos entidades distintas, que eran los dos gametos, y que aparece una tercera entidad, el tercium que se dice también me parece en algún documento jurídico, en el cual hay una información genética que es específicamente humana en el sentido de que si se le deja desarrollar no dará lugar ni a un manzano, ni a un elefante, sino que dará lugar a un organismo humano. Pero una vez dicho esto, la cuestión es lo que sucede después. Lo que sucede después es que se pueden producir dos fenómenos, diríamos biológicos, de desarrollo, que cuestionan la individualidad de ese cigoto y ese embrión que acaba de iniciar el desarrollo. Son las propiedades de unicidad, es decir, la propiedad de ser único e irrepetible desde el punto de vista genético y la propiedad de unidad, que es la propiedad de ser una sola cosa.

      El ser una sola cosa tiene que ver con lo que antes se ha mencionad, en la intervención del profesor Egozcue, con lo que son las quimeras. Entonces resulta que efectivamente pueden producirse quimeras, quimeras cigóticas o quimeras postcigóticas. Quimeras cigóticas entiendo que son -el profesor Egozcue se refería antes en la explicación- cuando resulta que se produce la doble fecundación, por ejemplo del ovocito y un cuerpo polar, y se fusionan y dan lugar a dos informaciones genéticas distintas que dan lugar a un individuo que tiene células con distinta información genética. O también podría ser que dos embriones en estado muy temprano, es decir, cuatro, ocho y dieciséis células, pudieran fusionarse, como se ha hecho por ejemplo artificialmente con ratones, y obtener, también como decía el profesor Egozcue, ratones que tienen cuatro padres y ratones que tienen seis padres, si son dos o tres los embriones que se fusionan. Pues bien, esa posibilidad de fusión puede realizarse hasta que en el desarrollo embrionario, el embrión ha empezado a formar lo que va a ser el sistema nervioso, es decir, cuando aparece la línea primitiva de la cresta neural. A partir de ese momento ya no sería viable la posibilidad de fusionar embriones. Ese momento ¿cuándo ocurre en el tiempo, el límite de esa posibilidad de fusión?, pues aproximadamente a los catorce días, a partir del momento de la fecundación que coincide también con el momento en el que termina la anidación. Lo mismo podría decirse con la otra propiedad anterior, la de la unicidad y que cuando se produce espontáneamente unos gemelos monocigóticos por división cigótica del embrión, esa división de un embrión para dar lugar a dos o tres o más si fuera el caso, gemelos monocigóticos, eso puede producirse también hasta el mismo momento, la misma etapa (los catorce días después de la fecundación) que es cuando empieza a formarse la cresta neural. Eso significaría que desde el punto de vista genético, la unicidad y la unidad no quedan definidos hasta el día decimocuarto a partir de la fecundación. Y creo que cuando en todo el mundo se habla de esos catorce días en todas partes lo que se viene aceptando es estos hechos respecto a las dos propiedades de unicidad y unidad que definen la individualidad de un individuo.

      Hay otra cuestión que hace unos años, desde el año noventa y cinco aproximadamente, lo he escrito en varias ocasiones tratando de que alguien me dé una explicación o una interpretación ética de lo que eso puede significar. Y es la propiedad o el concepto de “identidad” o “mismidad genética”. ¿Qué quiere decir esto? Os lo voy a tratar de explicar, pues para las personas que no pertenezcan a este mundo de la genética. Es la capacidad que tiene un individuo, un organismo, de reconocer lo que es suyo de lo que es extraño. Y esa capacidad, que tiene el organismo para reconocer lo suyo frente a lo extraño, viene definida por los genes que constituyen el sistema principal de histocompatibilidad, que en la especie humana se llama el sistema HLA. Entonces, todos nacemos con un genotipo determinado, incluido naturalmente lo que es nuestro sistema HLA, pero esto es algo como, diríamos en una comparación de lo que ocurre: cuando un ciudadano nace se inscribe en el registro civil y a esa persona, al cabo de un tiempo, se le da un documento de identidad. Entonces, en la comparación que estoy haciendo, la identidad o mismidad genética del individuo humano quedaría establecida en el momento en el que el primer gen del sistema HLA se expresara, porque es cuando hace efectiva su información genética que le permite distinguir lo que es suyo de cualquier otra molécula- antígeno extraña.

      Desde el punto de vista genético, como decía antes, esto siempre me ha llamado la atención. Lo he dicho en varias ocasiones tratando que alguien me diga si desde el punto de vista ético, filosófico, eso tendría algún significado; hasta ahora nadie me ha dicho nada al respecto, a lo mejor aquí tengo la suerte de que cualquiera de ustedes, del mundo de las humanidades, me digan algo de esto. Pero lo que sí es importante... también he preguntado qué datos hay sobre en qué momento se expresa el primer gen de ese sistema HLA , durante el desarrollo humano. Anecdóticamente diré que hace unos años coincidí en una reunión con el Premio Nobel que descubrió el sistema HLA, y le pregunté en una comida si me podía decir cuando en el desarrollo humano se expresa el primer gen de este sistema. Esto fue hace unos cuatro años y, no es por meterme con él, pero se me puso colorado como si fuera un alumno al que se le hace una pregunta que no sabe responder. Y efectivamente me dijo: no lo sé, porque una cosa es descubrir un sistema genético y otra poder decir cuándo esos genes empiezan a funcionar. He preguntado a inmunólogos, algunos profesores de la universidad a ver si me respondían esta cuestión. Y lo más que he conseguido es que me dijeran que parece ser que podría ocurrir entre la seis y las ocho semanas, depende, del desarrollo embrionario. Lo cual quería decir que la mismidad del individuo humano no está activa, estaba en potencia, no es actual hasta la sexta u octava semana de desarrollo. ¿Eso significa algo? Pues luego volveré a hacer referencia a ello.

      Otro aspecto que me parece importante, esto son ideas que no son mías, a mí me ha costado mucho, no iba a decir comprenderlas, no es esa la idea, sino lo que significa el raciocinio, el razonamiento que sobre este tema ha hecho el doctor Carlos Alonso Bedate sobre lo que es el desarrollo embrionario y la referencia al “término”, es decir, la referencia al individuo nacido, porque si todos aceptamos los valores éticos del individuo nacido, lo que él trata de hacer es comparar el desarrollo embrionario cuando, embriológicamente hablando, se podría decir que ese embrión es equiparable al “término”. Entonces, como es un, diríamos, planteamiento un poco difícil para mí lo voy a leer porque no me gustaría cometer inexactitudes. O sea, Alonso Bedate, en el año ochenta y nueve, razonaba que para que exista suficiente conexión física entre la realidad biológica, el embrión, definible en términos de inviolabilidad, y el “término” declarado como inviolable que es individuo nacido, el embrión debe de haber establecido en términos de potencia, a través de procesos de crecimiento celular y de diferenciación, el sistema de complejidad desde el término que reconocemos como persona. Y dice: durante los primeros estadios de división cada blastómero tiene la capacidad de dividirse y de originar por separado un blastocisto, pero llega un momento en que esa capacidad se pierde, deteniéndose la división y comenzando otro proceso totalmente distinto que es el proceso de diferenciación. A partir de cierto momento, el blastocisto se desarrolla en el útero con absoluta dependencia fisiológica de la madre, es el comienzo de la diferenciación embriónica. ¿qué información decide que un blastómero se desarrolle como trofoblasto, es decir, que va a dar lugar a la placenta, como membrana extraembriónica o como embrioblasto, que sería lo que luego daría lugar al individuo? A este respecto, es importante señalar que no puede decirse que los blastómeros, que dan lugar al trofoblasto o a las membranas extraembriónicas por razón de la posibilidad de haberse desarrollado en embriones completos hayan tenido un valor ético participativo del término, es decir, el individuo nacido. O que si lo hubieran tenido, lo habían perdido. Es decir, nunca han tenido la inviolabilidad propia del término. Entonces si esos blastómeros nunca han tenido la inviolabilidad del término, se plantea Alonso Bedate, ¿por qué los blastómeros que han de originar el embrioblasto sí que la tienen?

      Por otro lado, durante la tercera semana del desarrollo, de los días quince al decimoctavo, a partir de la fecundación se produce el proceso de gastrulación en el cual se forman las tres capas germinales, el ectodermo, el mesodermo, y el endodermo de las que derivaran los tejidos y órganos del futuro organismo. La gástrula “per sé” no posee toda la determinación del sistema con respecto al término, ni toda la información para la construcción del término. En la cuarta semana el embrión humano deja de tener las características generales de los vertebrados y empieza a ser reconocido morfológicamente como un embrión de mamífero. Según Alonso Bedate, el final de la cuarta semana representa un estado crucial para la valoración biológica y ética del embrión, puesto que adquiere el plano general del nuevo ser humano, representando un sistema en el que ya empieza a estar definido, aunque sea de forma todavía inicial, el término, es decir, el ser nacido. A partir de entonces se producen constantes modificaciones en la histogénesis, en la organogénesis, y morfogénesis del embrión humano, alcanzando al final de la octava semana un estadio de desarrollo tal que ya se han manifestado de forma primitiva casi todos los órganos del futuro ser nacido, permitiendo distinguir el embrión humano de otros embriones de primates, es decir, el embrión es reconocible como humano, embriológicamente hablando. A partir de ese momento comienza la etapa de desarrollo fetal. Según Alonso Bedate, desde el punto de vista biológico, la realidad que cumple mejor las características de potencia actual con relación al término, es decir, al individuo nacido, es el embrión de seis u ocho semanas. En ese estadio, como todos los órganos internos están diseñados con especialización histológica, las características externas están ya establecidas, el mecanismo neuromuscular iniciado y la diferenciación sexual histológica y organogénicamente dirigida, se puede decir que el sistema está diferenciado en origen y lo que resta es la actualización en crecimiento del proceso diferenciante del sistema. Y dice, desde ese momento y en adelante, la mayor parte de la información necesaria para finalizar el proceso ontogenético será de tipo general, capaz de conformar y de mantener el sistema, ya definido, que emerge con las complejidades propias del humano. Este es el razonamiento del comparativo embriológico vs. término que hace el doctor Alonso Bedate.

      Y en relación con esa disquisición embriológica, resulta que el análisis que hace el profesor Diego Gracia sobre el momento en el que el ser humano adquiere, diríamos para él la categoría humana, hace también un discurso dentro de la filosofía zubiriana, (él es, fue discípulo de Zubiri, yo creo que es el mejor interprete que ha tenido y tiene Zubiri) y entonces utiliza los conceptos de su maestro, de Zubiri, y también de Laín Entralgo, sobre estos temas.

      Y el año noventa y tres, el profesor Diego Gracia escribió un trabajo que se titulaba “Problemas filosóficos en genética y en embriología”, en el que resaltaba la importancia creciente que en el debate sobre el desarrollo embriológico humano está adquiriendo el concepto científico y filosófico de “constitución”. Dice Diego Gracia, los genes y el desarrollo como posturas contrapuestas de dos enfoques, enfoque genético y embriológico respectivamente, son posturas diferentes de la realidad humana, sin embargo convergen en el hecho de la “constitución” de una nueva realidad viva. Y deben ser entendidos solo como momento del proceso de “constitución”. De ahí que el concepto filosófico fundamental sea este, el de “constitución”, y no el de herencia genética o el de desarrollo morfofuncional. Por eso, insiste, la cuestión está en definir en que consiste la “constitución” de una realidad viva y cuándo acontece esa “constitución”.

      Dice el profesor Gracia, como yo indicaba antes, que Zubiri es el filósofo que ha estudiado el concepto de “constitución” con más detalle y por eso dice: “Zubiri define la realidad como un campo estructurado o una estructura clausurada de elementos o nota; cuando esa estructura es coherente alcanza la suficiencia constitucional, y por tanto la sustantividad”. Es decir, para Zubiri realidad es sustantividad, y sustantividad es suficiencia constitucional, de manera que el concepto de “constitución”, adquiere en la filosofía zubiriana un rango filosófico fundamental, por ello ni los genes ni los factores transgenéticos tiene sustantividad independiente mientras no constituyen el nuevo ser, es decir, hasta que no logran la suficiencia constitucional, puesto que si suficiencia constitucional no es realidad, las consecuencias éticas y jurídicas son enormemente importantes ya que lo que no es realidad, desde el punto de vista filosófico, no puede considerarse sujeto de derechos propios ni objeto de obligaciones ajenas. La cuestión fundamental, por tanto, que se plantea en este contexto filosófico es saber en qué momento del desarrollo se puede decir que la realidad humana está ya constituida.

      El profesor Gracia acepta las argumentaciones que antes he mencionado, de Alonso Bedate, o otros datos de tipo genético-biológicos como los aportados por Bierne, el año ochenta y ocho, diciendo que esos trabajos hace pensar que ese “cuando” debe de acontecer entorno a la octava semana del desarrollo, es decir en el tránsito entre la fase embrionaria y la fetal, en cuyo caso cabría decir que el embrión no tiene, en el rigor de los términos, el Estatuto ontológico propio de un ser humano porque carece de suficiencia constitucional y de sustantividad, en tanto que el feto sí lo tiene. Entonces, concluye Gracia, sí tendríamos y un individuo humano en sentido estricto, pero no antes.

      En el trabajo al que hago referencia del profesor Diego Gracia, termina diciendo que para Zubiri en sus últimos tiempos de vida, la suficiencia constitucional se adquiere en un momento del desarrollo embrionario que podría situarse, de acuerdo con los datos de la literatura científica, entorno a las ocho semanas. A partir de ese momento, por tanto, concluye, el feto tendría personalidad, es decir sería una persona.
      Ante este razonamiento filosófico que yo con mucho miedo he expuesto aquí, porque al no ser filósofo no voy a ser capaz de contestar a cualquier pregunta que a lo mejor se me pueda hacer, pero sí parece que basado en esos datos embriológicos y que acepta, como decía, que la realidad humana como suficiencia constitucional aparece a la octava semana, vuelvo a insistir aquí en lo que decía antes, la coincidencia del tiempo de lo que antes mencionaba de la identidad o mismidad genética en torno a las ocho semanas, con lo que embriológicamente y filosóficamente definen por un lado Alonso Bedate y por otro lado Diego Gracia. Y esto es lo que aporto, pues, con mucho miedo.
ACTAS Nº 3
GIJÓN (España), 7 y 8 de mayo de 1999



lunes, 26 de diciembre de 2011

Razones Razonables para oponerse al aborto

Lei esto por intenet, y me pareció muy interesante compartir con ustedes este artículo:

 Pepe Álvarez de las Asturias





14 de octubre de 2009
EL MALECÓN
Razonables razones contra el aborto
Desde el «derecho a decidir», hasta la «salud sexual y reproductiva» muchas son las falaces razones esgrimidas por los abortistas; los provida tenemos más, y más razonables. 

En esta sociedad tan progresista que nos ha tocado vivir, quien gana la batalla del lenguaje gana la guerra de las ideas. Y en eso, la izquierda tiene un máster. Te llevan a su terreno dialéctico, te acorralan a base de perogrulladas engañosas, te desarman a topicazo limpio y ¡zas!, caes en la trampa y tus convicciones empiezan a tartamudear. O eso, o te enzarzas en un combate a cabezazos con el que no vas a conseguir vencer al enemigo y mucho menos convencerle de que ese cabezazo encierra la razón. El lenguaje progresí nos dice, nos jura y perjura, que el aborto que nos quieren vender es una interrupción voluntaria, que es feminista, que es un derecho, que es salud, que es constitucional, que es libre, que es solución, que es progresista, socialista, moderno y solidario, que es un logro social, que es inocuo, que es racional, científico y civilizado, que defiende a la mujer, que es un bien en sí mismo y hasta económicamente rentable. Y que los pro-vida son todos machistas, de la derecha extrema y, para más inri, fundamentalistas católico-apostólico-romanos. Sin excepción. Pues nada, ahora nos toca hablar a nosotros. Y argumentar. Y razonar. Y demostrar con datos y con hechos que todo cuanto dicen los abortistas sobre las bondades del aborto es tan falso y embustero como el beato cristianismo de Pepe Blanco, el creyente.

No es interrupción. Interrumpir es detener la continuidad de una acción, o sea, que luego se reanuda. En el aborto podríamos hablar de frenar, liquidar, finiquitar, sacrificar, extirpar, truncar, tronchar, erradicar, triturar… pero de interrumpir, ni por asomo.

No es voluntaria. Un 75% de las mujeres que abortan no lo hacen por decisión libre, sino obligadas por presiones insoportables de sus parejas, de sus familias y de su trabajo, frente a las que no ven otra salida. Si no se dan opciones, si no se facilitan alternativas, la decisión no es voluntaria, es obligatoria.

No es feminista. La activista gay Beatriz Gimeno afirma que «en el fondo del debate sobre el aborto late el miedo milenario a que las mujeres controlen sus cuerpos y su sexualidad sin permiso de los hombres». La realidad es que las feministas fundamentalistas odian hasta tal punto ser ellas las embarazadas en lugar de los hombres, que prefieren matar esa vida antes que reconocerse diferentes al género masculino. Y antes que ayudar a las mujeres que sí quieren tener esa vida.

No es un derecho. Ninguna mujer tiene derecho a matar una vida. Aunque viva dentro de su cuerpo. Es esa vida la que tiene derecho a ser protegida. Igual que es el niño el que tiene derecho a ser adoptado, no sus futuros padres quienes tienen derecho a adoptar.

No es socialista. Más bien lo contrario, es absolutamente capitalista. Las clínicas abortistas son un negocio millonario amparado por el Estado y los Gobiernos Autonómicos, cuyo único fin es el lucro (por 3.200 € son capaces de abortar a un no nacido sano de 26 semanas). El camino hacia un centro abortista es más conocido y facilitado que el camino hacia los ginecólogos que defienden la vida. Por algo será.

No es salud. Los centros de aborto no informan a la mujer sobre los detalles de este tipo de intervención, las consecuencias físicas y psicológicas que tiene. Desde perforaciones uterinas, pérdidas y prematuridad del siguiente hijo hasta alteraciones del deseo sexual, esterilidad y graves alteraciones psiquiátricas. El síndrome post-aborto es una traumática y dolorosa realidad que siempre se ha tratado de ocultar.

No es constitucional. «La vida del nasciturus, en cuanto éste encarna un valor fundamental —la vida humana— garantizada en el artículo 15 de la Constitución, constituye un bien jurídico cuya protección encuentra en dicho precepto fundamento constitucional» (sentencia 53/1985 del Tribunal Constitucional).

No es solidaria. Si tomamos la solidadridad como sinónimo de apoyo, respaldo, ayuda o defensa, el aborto es justo lo contrario. Porque ni apoya a la mujer embarazada, ni respalda su situación, ni la ayuda a superarla ni, desde luego, defiende la vida que lleva dentro. Frente a los valores de entrega, caridad y amor al otro, los partidarios del aborto transmiten conceptos puramente egoístas: mi cuerpo, mi derecho, mi bienestar, mi comodidad, mi vida… yo, mi, me, conmigo.

No es un logro de la sociedad. Todos los expertos coinciden: el aborto es un fracaso de la sociedad. Existe una reveladora carencia de recursos e interés, por parte del Estado, en la asistencia, la formación y la información. Algo que, según el doctor Jesús Poveda, evitaría 3 de cada 4 abortos. Eso sí que sería un logro de la sociedad.

No defiende a la mujer. Defender a la mujer es informar de las opciones y ofrecer los apoyos necesarios para que puedan, si quieren, tener a su hijo y atenderlo. Y eso no lo hacen ni las asociaciones proabortistas ni las feministas ni, desde luego, el Estado. Sí organizaciones provida, como Fundación Madrina, que ya ha atendido a 140.000 mujeres en ocho años.

No es progresista. No dejar nacer a un ser humano es matar todo su futuro. No dejar nacer cientos de miles de seres humanos es matar el futuro de una sociedad. Y, de paso, envejecer considerablemente la población. ¿Es eso progreso? ¿Ésta es la evolución que queremos? ¿Cuál será el próximo ´avance´?

No es moderno. Ganarse los votos de los jóvenes incitando a las adolescentes a realizar un acto de gran trascendencia disfrazado de bagatela, sin contar siquiera con el consejo de sus padres, no es ser moderno, es ser miserable. La nueva ley convertirá el aborto no va a hacer más felices a las adolescentes; sólo las hará más inconscientes y, a la larga, más desgraciadas.

No es inocuo. Un aborto no es una irrelevante operación de apendicitis o de agmíldalas. Es la muerte y extracción de un ser vivo singular, independiente de la madre que lo cobija. Y es, en muchos casos, una experiencia traumática que puede provocar secuelas psicológicas severas cuando la mujer (o la niña) que ha abortado es consciente de que lo que le han extirpado es a su propio hijo.

No es libertad. Hoy, abolida la esclavitud, nadie es dueño de nadie; nadie es propiedad de nadie. Ni siquiera un hijo. La madre no concibe a su hijo como una propiedad suya; es más, tiene la obligación moral (y natural) de protegerlo hasta que se pueda valer por sí mismo, dentro y fuera de su cuerpo.

No es "europeo". Continuamente se nos planta en la cara el ejemplo de países europeos "legislativamente más avanzados". Lo que nos ocultan es que esos países están reduciendo el número de abortos precisamente porque ahora están legislando a favor de la prevención, la información y la asistencia. Países como Alemania, Bélgica y Holanda, que tienen el porcentaje de abortos más bajo del continente pese a sus leyes más permisivas.

No es ciencia. En la Declaración de Madrid, más de 2.000 Académicos, médicos y expertos se han unido para afirmar que «existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación»; «el cigoto es una combinación nueva y singular», con ADN propio. Aunque para la Ministra Aído, un feto de 13 semanas sea un ser vivo pero no un ser humano, «porque eso no tiene ninguna base científica».

No es racional. Para la Comisión de expertos de la Ministra Aído, el feto no es viable antes de la semana 22, y por tanto no es ser humano y por tanto es eliminable sin problemas. Pero a partir de ese tan preciso momento, por arte de magia, el feto ya sí es viable y por tanto se convierte en ser humano y por tanto ya no es eliminable. Todo muy racional y científico.
No es una mejora. En los países donde se ha establecido la ley de plazos el resultado es unánime: más banalización, más embarazos, más abortos, más indefensión, más adolescentes y más veces. Y eso, sencillamente, no es una mejora.

No respeta los derechos humanos. No me lo invento yo, lo dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos» (Art. 1). «Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona» (Art. 3).

No es económicamente rentable. El aborto es un negocio más que rentable, pero sólo para los centros abortistas, claro. Para el resto de la sociedad es una gigantesca pérdida económica. Conrado Giménez, presidente de Fundación Madrina, ha evaluado en el 5% del PIB la pérdida de riqueza que supone el aborto en nuestro país en concepto de desierto demográfico y por la marginación laboral que sufre la mujer madre.

No es solución. La única solución es que el aborto sea la última solución posible. El aborto es casi siempre un problema profundo. Para la madre, para su entorno familiar y laboral, para la sociedad… La única solución es evitarlo en lo posible. Pero ¿cómo? Simplemente con que la madre acuda al ginecólogo y vea la ecografía de su hijo se evitan 3 de cada 4 abortos.

Los provida no son de derechas. La bipolaridad izquierda-derecha asociada a defensa-rechazo del aborto es absolutamente infundada. «No hay en nuestros días una afirmación más reaccionaria que la del derecho de una persona sobre la vida del hijo no nacido. Es el derecho de propiedad más absoluto concebible, más allá del derecho del amo sobre el esclavo». Lo dicen los Socialistas Cristianos. Además existen muchos ateos y agnósticos que defienden la vida humana como principio. Y todas las Iglesias, por cierto, no sólo la Católica.

Ni son fundamentalistas. Los provida rechazan el aborto, pero no a la mujer que aborta, de modo muy especial si se ve obligada a realizarlo por no contar con ningún otro tipo de ayuda ni alternativa. Por eso centran todo su esfuerzo en reducir el número de abortos indeseados, que son la inmensa mayoría. Y lo hacen con respeto, entrega, generosidad y gran sacrificio personal.

Conclusión. Probablemente no podamos hacer ni deshacer la nueva Ley del Aborto, que saldrá tal y como quiere la ministra Aído, o sea, tal y como desean los centros abortistas. Pero sí podemos concienciar y presionar a las consejerías de salud de cada Comunidad Autónoma para reglamentar la aplicación de esa Ley e implantar políticas de prevención y de información, planes de apoyo a la maternidad y a la adopción, etc.

¿Y qué más podemos hacer los ciudadanos de a pie? Pues tener las ideas claras, para empezar. Y apoyar cualquier iniciativa que respete la vida, con nuestras simpatías, con nuestra involucración, con ayudas materiales y, por supuesto, con nuestra presencia el día 17 de octubre en la Concentración por la Vida. Si creemos que cada vida importa.

Termino con una cita del poeta y filósofo bengalí Rabindranath Tagore, Nobel de literatura en 1913, que no era precisamente católico ni de derechas ni machista confeso ni sopechoso de fundamentalismo ninguno: «La vida nos la dan y la merecemos dándola».


sábado, 17 de diciembre de 2011

"la prohibición legal del aborto reduce la mortalidad materna"

Así se titula una noticia publicada que leí, sobre la exposición que hizo el doctor Elard Koch en el congreso de la nación. Este invstigador chileno, perteneciente a la universidad de Chile, ha publicado uan investigación sobre la mortalidad materna en su país: Para nuestro agrado, las muertes de mujeres embarazadas luego de la prohibición total del aborto vienen cayendo año a año!.


Les dejo la nota




No olvides visitarnos en Facebook

viernes, 16 de diciembre de 2011

Un poco de humor

Seguimos con la línea de la ácidez, navegando por ahí encontré esto, y además de cómico, me parece un buen resumen ( con la correspondiente respuesta), a muchas frases hechas que andan circulando por ahí. Espero que lo disfruten.


No olvides visitarnos en Facebook

En España por el aborto legal, disminuyó el numero de nacidos con Sme de Dwon... ( porque no los dejan nacer, obvio!!!!)

En España, gracias a las leyes permisivas al aborto, y a las nuevas técnicas de diagnóstico prenatal, cada vez son mas las familias que deciden "interrumpir" ( como si después se podría reanudar) su embarazo, si sus embriones/fetos tienen una trisomía en el cromosoma 21 ( mejor conocida como el Sme de Down). Esto claramente desde la bioética es reprochable: se viola el principio de beneficencia - el embrión/feto también es paciente, y al ejercer una técnica diagnóstico prenatal, su único objetivo debe ser "beneficiar" al embrión-, de no maleficencia - El médico al realizar esta intervención diagnóstica, termina infiriendo un daño a su paciente- y de justicia - más allá de todo, un aborto por una patología que no es incompatible con la vida extrauterina, es completamente eugenésico, y discriminatorio-.

Les dejo el Enlace a la nota



jueves, 15 de diciembre de 2011

Ácido como un limón

Georgia 1865: "El estado no puede decirnos que hacer. Ustedes van a afectar a toda la economía del sur. Después de todo, esos esclavos no son realmente HUMANOS"

Alemania, 1940: "Tenemos el derecho de purificar nuestra raza! y ayudar a nuestra nación a properar!después de todo, los Judios no son realmente humanos"

America, 2010: "De ninguna manera, nadie nos puede decir qué hacer con nuestros cuerpos! tenemos el derecho a abortar! después de todo, las "cosas fetales" no son realmente humanos"




No te olvides de visitar nuestra página

Aumentan los abortos en varias regiones de España, a un año de la legalización del aborto

Asi es amigos, otrav ez la realidad es más fuerte que los mitos ( mas de una vez tuve que leer en nuestra pagina el argumento "con la legalización, disminuye el numero de abortos"). Pues bien, en España, a un año de la legalización, hay regiones donde el aborto creció un 20%. Que es lo que esto demuestra? que la ÚNICA forma de disminuir el número de aborto, es la prevención.

Les dejo acá la nota completa para que ustedes mismos la vean

JULIÁN MARÍAS. UNA RESPUESTA RESPONSABLE AL PROBLEMA DEL ABORTO - Juan Manuel Monfort Prades

Resumen
El objeto de este breve ensayo es presentar el debate actual en torno al aborto desde dos posturas enfrentadas. Se tomarán dos artículos que representan las opiniones mayoritarias sobre el tema: por un lado Julián Marías, por otro Peter Singer a través de un artículo de M. A. Warren en su Compendio de Ética. Buscaremos exponer las razones de uno y de otro para luego extraer las conclusiones pertinentes.

Conclusión
En definitiva, ¿qué tipo de cultura promueven una postura y otra? ¿Hacia dónde avanza el género humano? El choque de derechos queda reducido a admitir que uno no es persona y el otro sí. ¿Puede imaginarse una sociedad donde por algún “conflicto” de derechos uno que se considera superior a los otros por tener unas capacidades más, tuviera el derecho de matarlo con la ley en la mano? La sociedad a la que nos lleva el planteamiento abortista es tal que quienes se consideran más personas porque tienen unos “requisitos” que otros no tienen, se sienten con el poder de quitarles la vida a los que no los tienen. Aun en el caso de que una persona tuviera un solo requisito más que el resto, por este sistema, si se diera un conflicto, el que posee un solo requisito más tendría más valor que otro.
Una sociedad así rechaza las bases de una convivencia pacífica en este mundo. Queda instaurado un régimen de injusticia y de desigualdad donde aquellos que en
su momento ostentan el poder se sienten capaces de decidir quién tiene valor y quién no. Los reconocidos como “sabios” de este mundo se convertirían en dueños de la vida y controladores de la sociedad.
De aquí no puede esperarse más que un falso progreso que abocaría al género humano al primitivismo y a la barbarie, a un estado de deshumanización patente. A eso que Juan Pablo II denominó cultura de la muerte.
Cuando se dice que la pertenencia al género humano, es decir, el simple hecho de ser una vida humana, no es razón por sí misma para tener una dignidad igual que la de una persona con todas sus características, se parte de un error radical. Se parte de la idea de desigualdad de los seres humanos, se apela a defectos o perfecciones colocándose alguien en un lugar superior desde el cual juzga las desigualdades, colocándose en el lugar de Dios. Es interesante cómo en sistemas filosóficos ateos como el de Peter Singer, no renuncien tampoco a la idea de Dios, pues lo necesitan para defender su postura. Ahora bien, en lugar de un ser trascendente, en el lugar de Dios se colocan unos hombres que piensan tener una capacidad de valorar las posibilidades de los demás y decidir su dignidad.
Hoy, que para todo se pide objetividad, resulta cuanto menos fuera de lugar recurrir a capacidades tan subjetivas para decidir sobre la valía de una vida humana. ¿No habrá detrás de todo esto intereses personales en lugar de verdadera intención de encontrar un razonamiento fuerte sobre el valor de la vida humana?
La alternativa ha de ser una visión del tema radicalmente distinta. Sólo desde la valoración de cualquier vida humana como valiosa y digna, puede entenderse la ilicitud del aborto y pueden ponerse las bases de una convivencia pacífica en la sociedad. Sin una igualdad radical de la vida humana en todos sus estadios la sana convivencia no está garantizada.
Para finalizar, la esperanza reside en la vuelta a la persona y a su dignidad y esto sólo es posible desde el descubrimiento personal de esta realidad, por ello se puede concluir con Marías lo siguiente:
“Mi confianza descansa en lo único posible: las personas. Se trata, simplemente, de que éstas, inevitablemente lo son, se comporten como tales, vivan desde sí mismas, se enfrenten con su responsabilidad, no se dejen manipular desde fuera como autómatas. Ante las conductas que me inquietan, me pregunto siempre dónde se originan, si en la realidad de la persona o desde fuera de ella. Cuando se tiene una larga experiencia, casi siempre se descubre el origen endógeno o exógeno de lo que se cree pensar, de lo que se dice o se hace. Es posible hacer una enérgica llamada a cada uno; esto quiere decir a la libertad, a la independencia. La verdad os hará libres. Ahí está todo".

ÉTICA Y CIENTÍFICAMENTE, DESPENALIZAR EL ABORTO ES UN DESACIERTO -

RESUMEN
Se analiza el texto enviado por la Academia Nacional de Medicina a la Corte Constitucional, donde apoya varias demandas, en las que
se solicita la despenalización del aborto directamente procurado en ciertos casos. Con base en los hallazgos de investigaciones recientes,
se deduce que no se entiende cuál puede ser el “Previo y riguroso análisis ético-médico” que llevó a la Academia Nacional de
Medicina a recomendar a la Corte Constitucional que no respete el derecho a la vida de cada individuo humano, en este caso los que
viven sus etapas de crecimiento y desarrollo intratubáricos e intrauterinos. Se muestra que la despenalización del aborto es un factor
que ayuda a incrementar la morbimortalidad materna y perinatal, y poniendo como ejemplo a Polonia, se ilustra que, en el caso de
la despenalización del aborto, no necesariamente el auge de la política internacional obedece a la pertinencia de la misma. Además,
se exponen algunas medidas médicas y educativas que sí son eficaces para disminuir el aborto.
Se concluye que el informe de la ONU sobre mortalidad materna en el mundo (2005) enriquece las pruebas de que sus comités de
monitoreo de algunos tratados internacionales, como el Comité de la CEDAW y el Comité de Derechos Humanos, que venían recomendando
la despenalización del aborto a nuestros países latinoamericanos y en otras partes del mundo, ya no deben afirmar que
exista el supuesto “derecho al aborto”, y menos que este deba ser garantizado por las leyes nacionales e internacionales por supuestos
motivos de salud pública, sino que deben pasar pronto de la promoción del aborto, a su prevención eficaz.

CONCLUSIONES
1. La Academia Nacional de Medicina no tuvo en cuenta el respeto del derecho a la vida de los individuos humanos en su etapa de desarrollo embrionario y fetal, contradiciendo un “riguroso análisis ético-médico”: protege supuestamente una vida humana (ya se comprobó que en realidad la desprotege) y atenta contra otra.
2. El aborto es una práctica contraria al fin de la medicina, que es procurar lo saludable y lo rehabilitador para cada individuo humano, acogerlo y acompañarlo respetando las diferencias biológicas y al enfermo débil, en todas las etapas de su ciclo vital y en todas las circunstancias de su existencia, sin discriminación alguna y sin ceder a las presiones de terceros.
3. La Academia afirma: Previo y riguroso análisis ético-médico, son tres las circunstancias que justifican dicho proceder: a) cuando el embarazo, perse, pone en riesgo evidente la vida de la madre o cuando se asocia a patologías preexistentes, cuyo agravamiento se constituye en una amenaza mortal;
b) cuando se diagnostican con certeza malformaciones embrionarias o fetales que riñen con la supervivencia extrauterina, y
c) cuando el embarazo es producto de violación o procedimientos violentos, incluyendo prácticas de fertilización asistida
no consentidas.
No se entiende cuál puede ser el “Previo y riguroso análisis ético-médico” que lleve a no respetar el derecho a la vida de  cada individuo humano. Para los casos a) y b), con el principio del voluntario indirecto, el médico no necesita ni tiene derecho a atentar directamente contra la vida de ningún individuo humano. En caso de violación, la sociedad y la medicina tienen recursos suficientes para ayudar a los tres, sin necesidad de condenar a muerte a la víctima más indefensa, ni añadir al trauma de la violación otro que no lo remedia y que, como queda comprobado, es peor: el del aborto.
4. La Academia dice: “Las circunstancias a que se hace mención han sido tenidas en cuenta en las legislaciones de un número grande de países, con el respectivo aval de sus organizaciones sanitarias”. Sin embargo, teniendo en cuenta no solo esas legislaciones, sino también los efectos de las mismas, y su contraste con los efectos positivos de las legislaciones que prohíben el aborto, para la morbimortalidad de la mujer y de sus hijos, se concluye que no se hallan argumentos científicos para afirmar que con la despenalización del aborto se logre una disminución de la morbimortalidad materna. En cambio, sí los hay para demostrar que al despenalizar el aborto aumenta la morbimortalidad.
5. Con base en la primera función esencial de salud pública, que busca seguir, evaluar y analizar la situación de salud, se puede concluir que la evidencia proveniente de países donde el aborto se ha legalizado permite observar que no  necesariamente el auge de la política internacional obedece a la pertinencia de la misma. Al contrario, se ve que en
el péndulo de las políticas públicas hay países que ya vienen de regreso, tras haber cometido el desacierto de legalizar el aborto. En ese sentido, valdría la pena resaltar el acierto que como nación se ha tenido al sostenerse en una política “impopular”, cuando es evidente que el péndulo, en términos de las políticas públicas en salud internacionales, puede moverse de nuevo en este sentido, como ha sido el caso de Polonia.
6. De la morbimortalidad materna que es efecto del aborto, estudiada por múltiples grupos científicos, se deduce que deben ponerse todos los medios lícitos para evitar el aborto.
7. Desde la medicina basada en la evidencia, no hay suficientes datos para demostrar que el aborto sea un problema de salud pública en Colombia. Por el contrario, teniendo en cuenta las tendencias en los países que lo han despenalizado, se puede concluir que despenalizar el aborto genera un problema de salud pública, al incrementar la morbimortalidad  materna y la mortalidad prenatal. Esto contrasta con lo que la Academia Nacional de Medicina dice: “Para la Academia Nacional de Medicina no queda duda de que el aborto inducido es un grave problema de salud pública, toda vez que es una de las causas relevantes de la morbimortalidad materna en el país”.
8. Del informe “World Mortality Report: 2005”, de Naciones Unidas, se deduce que, desde la perspectiva de la salud pública, lo más acertado para evitar el aborto en un país es mantenerlo penalizado, junto con otras medidas, como la educación a toda la población en el respeto incondicional a todo individuo humano, y capacitar mejor al personal de salud para que preste una atención realmente calificadadurante el embarazo, el parto y el puerperio (gráfica 13).
9. Desde el punto de vista educativo, para promover mayor rigor científico en el abordaje de los problemas de salud, el Gobierno Nacional debería delegar, con recursos proporcionados, la investigación sobre aborto y otros temas relacionados con el respeto incondicional al derecho fundamental a la vida que tiene cada individuo de la especie humana –en este respeto se fundamenta la medicina–, para que sean las universidades las que, con sus investigaciones científicas conjuntas, faciliten datos realmente basados en la evidencia. Las universidades son propiamente centros de investigación y difusión del conocimiento.
10. Con los estudios de la ONU se concluye que la solución al aborto no es despenalizarlo, sino mejorar la atención a la gestante y a sus hijos.
11. Con los recientes hallazgos de la ONU, sus comités de monitoreo de algunos tratados internacionales, como el Comité de la CEDAW y el Comité de Derechos Humanos, que venían recomendando la despenalización del aborto a nuestros países latinoamericanos y en otras partes del mundo, ya no deben afirmar que exista el supuesto “derecho al aborto”, y menos que este deba ser garantizado por las leyes nacionales e internacionales por supuestos motivos de salud pública.
Si les interesa tener en cuenta los hallazgos de la medicina basada en la evidencia, tendrán que recomendar a los países que se sancione la práctica del aborto, para evitar la morbimortalidad materna por esta causa. De este modo, por fin,  pondrán los medios para evitar la muerte de individuos de la especie humana en su etapa de desarrollo embrionaria y    fetal.
12. La Academia afirma: “Además de las anteriores consideraciones, y como corolario de ellas, la Academia Nacional de  Medicina llama la atención sobre la necesidad y conveniencia de adelantar acciones educativas y de servicios estatales,  prontas y efectivas, encaminadas a prevenir los embarazos indeseados, como también la práctica del ‘aborto inseguro’”.  Vale la pena resaltar la diferencia entre prevenir embarazos no deseados, y promover el aborto con ocasión de los  embarazos que ya no son previsibles, porque son reales. Como todo aborto es inseguro, prevenir el aborto inseguro implica prevenir todo aborto.


Autores:
Francisco Lamus*, Nubia Posada**, María H. Restrepo**, Pablo Arango**, Gilberto Gamboa**,
Fernando E. Jacome***, Eduardo Borda£, Camilo Osorio££

¿El Aborto es politica criminal o social?.¿Derecho a la vida o derecho a elegir? - Juan Xavier VEHILS RUIZ

Análisis : ¿El Aborto es politica criminal o social?.¿Derecho a la vida o derecho a elegir?

Este autor hace un analisis desde el derecho sobre estas cuestiones. Interesante su punto de vista y la justificacion que hace sobre el tema

Les dejo el link

DERECHO A LA VIDA - CUESTIONES RELACIONADAS CON EL COMIENZO DE LA VIDA

Cuestiones relacionadas con el comienzo de la vida: I. Concepto de persona. II. ¿Cuándo comienza la vida? III. Los cambios en la concepción del derecho a la vida. IV. Cuestiones ético-jurídico en torno al aborto. V. Comentario del Dr. Mainetti al fallo de Corte sobre la píldora del Día Después.


I.- Concepto de persona.

El concepto de persona analizado desde una perspectiva integral, nos permitirá subrayar los rasgos más importantes de la idea de persona, y así comprender por qué y en que se basa su condición fundante de la ética y, por ende, de la bioética.
Evidentemente el hombre, es considerado desde el punto de vista científico como miem­bro de la especie humana, porque posee un cuerpo, una mente y es consciente de sí, de su individualidad como ser humano distinto a otros.  El cuerpo, la corporeidad, es una sustantividad que se relaciona con la autoconciencia, resultado del trabajo mental que sería imposible sin la realidad del cerebro, de la corteza cerebral, y esta entidad es a su vez irreal sin el cuerpo. Desde una perspectiva de filosofía realista el hombre es, cuando menos, todo ello a la vez.  Desde una concepción fenomenológica, cualquier identificación del concepto de hombre a una sola y exclusiva deter­minación analítica del mismo (cuerpo, mente, autoconciencia) vendría a constituir un error, una simplificación de la realidad, una "reducción", en suma, de la verdad inte­gral del concepto de hombre con grave detrimento de la realidad hombre. Por ejemplo, en los casos de personas subnormales profundas, los comatosos, los descerebrados, los sujetos con vida meramente vegetativa que nunca poseyeron o ya no poseerán conciencian plena de su identidad personal, que difícilmente su "yo" se revelará de modo relacio­nal, no por ello  se los deja de considerar como personas, aunque ciertamente en una condición de máxima limitación.  Y sabemos que la condición humana -y por tanto, la condición de hombre- se amplía a los fetos de cuatro o siete meses, de los que sabemos que ya poseen viabilidad, es decir, que convenientemente cuidados podrían sobrevivir fuera del claustro materno.  Nuestro modo de pensar es realista, percibimos la realidad de los otros como fenómenos, como realidades que captamos con nuestra inteligencia y nuestros sentidos, que poseen una identidad racionalmente comprensible, que son científicamente reconocibles.  Los filósofos llamarían "fenomenológica" a esta interpretación de la realidad.  Si este razonamiento se extiende al óvulo fecundado, es obvio que a pesar de no ver un cuerpo formado de hombre, simplemente "sabemos" porque la ciencia lo ha comprobado, que su designio vital como individuo humano ya se ha puesto en marcha, a tra­vés del dinamismo impreso en su dotación genética, en el DNA del zigoto.  El resto es un simple problema de tiempo.  Nueve meses después decir "es un hombre" nos resultara más sencillo de comprender pero no más real.  Porque sabemos a través de nuestra ciencia que el óvulo fecundado, el zigoto, es ya la vida natural de un hombre completo (cuerpo, mente, autoconciencia) en su fase más inicial, en su momento exis­tencial más precoz.
Cualquier definición de "per­sona" que no se identifique plenamente con, al menos, esta visión real o fenomenoló­gica de "hombre" es inadecuada. El obviar una parte del todo o al asignar a una parte del todo el concepto del todo, esto es, de hom­bre- constituye un simple error de perspectiva, una falsedad, una errónea percepción de la realidad hombre. Se trata más bien de una definición "ideológica', es decir, en la que se pretende deliberadamente excluir una parte esencial del concepto de hombre para así disponer de un modelo conceptual -de un referente- del que hacer depender luego determinaciones morales, actitudes o conductas supuestamente racionales y fun­damentadas. Esto es, siempre que una interpretación del concepto de persona prescinda de, al menos, la realidad del cuerpo, la realidad de la mente y la realidad de la autoconciencia -conjuntamente- en su definición se estará falseando la realidad del concepto de hombre en su dimensión científica. Se podría llegar a argumentar según esta interpretación “ideológica” que en el caso de los embriones, los fetos, los comatosos en estado vegetativo crónico no son o ya no son persona por carecer de “autoconciencia” y por la misma razón se podrían generar leyes consen­suadas que permitieran a la sociedad su eliminación física.
Los términos "persona" y "hombre" aunque poseen una génesis epistemológica y disciplinar diversa a nuestros ojos son en el fondo realidades inter­cambiables.  Hombre y persona significan y son, al término de un largo proceso dis­cursivo, una misma cosa.
Sin embargo suele producirse una suerte de conflicto para aquellos que separan el concepto de hombre del concepto de persona, o si se quiere, el concepto de ser huma­no y el concepto de persona.  En efecto, si bien es cierto que la noción de persona se va acreditando progresivamente en nuestro tiempo como una especie de base neutral suficientemente objetiva, en grado de proveer un fundamento común y universal para la creación de normas de conducta o leyes, también es cierto que se va introduciendo una creciente confusión y separación entre la noción de persona y la noción de hombre.  Esto tiene una peligrosa repercusión en el campo de la bioética y, por supuesto, en los fundamentos del Derecho.


II.- ¿Cuándo comienza la vida?

Los conocimientos científicos no dejan lugar a dudas de que el comienzo de la existencia de cada ser vivo se produce con la fusión de los gametos de sus progenitores, momento en el que se constituye su programa genético.
Cada hombre tiene una única vida, que se inicia en el momento de su concepción, durante la cual es una perfecta unidad de cuerpo y espíritu, y de ahí su dignidad, sean cuales sean las condiciones biológicas por las que atraviese o en las que se encuentre.
Las investigaciones acerca del diagnóstico prenatal y del tratamiento intrauterino son de una gran importancia y, de hecho, se prevén considerables avances en un futuro próximo. Sin embargo, algunas prácticas biomédicas con fetos hacen presagiar que estos avances en el campo de la Ciencia pueden con facilidad convertirse en terribles retrocesos en el campo de lo humano. El retroceso supone, en primer término, arrogarse el poder de decidir sobre la vida del nasciturus, por el simple hecho de ser una vida "no deseada", a sabiendas de que es una vida humana que exige, por tanto, todo el respeto.
Han sido muy numerosos los esfuerzos encaminados a introducir la práctica abortiva y anticonceptiva, primero, y más tarde la de fecundación "in vitro", para insensibilizar las conciencias y borrar el valor de la "vida humana" a base de establecer diferentes "calidades". Se suman a estos esfuerzos los de científicos -para quienes todo valor puede ser sacrificado en aras del progreso científico- deseosos de disponer del material más adecuado para sus trabajos y, además, barato. Esta actitud aberrante prende fácilmente cuando se admite que puede haber vidas humanas que no sean tan dignas de ser vividas por razones de raza biológica, de pertenencia a pueblos pobres o incultos, por edad, o por enfermedad. Si esto se llega a admitir, se está a un paso de aceptar que la condición de humano no estaría en sí mismo, en el hombre, sino que le vendría otorgada por otros y dependería, por lo tanto, de su generosidad. De igual forma que habría vidas humanas indignas de ser vividas, porque no son útiles desde el punto de vista de rentabilidad socioeconómica, un hijo no deseado, no "planificado", se convierte en un "indeseable"; y no sólo porque sea un intruso que perturba la paz familiar y el equilibrio psíquico de la madre y por ello merezca no nacer, sino porque, llega incluso a decirse, no es una vida humana. Así lo afirmaba Giséle Halini, la feminista francesa promotora de la legalización del aborto: "esta vida -la del niño que va a nacer- no se convierte en vida más que por el deseo que yo, mujer, tengo de ella. Por el contrario, jamás será vida contra mi propia voluntad, sino un amasijo de células malignas, que quemará en mi cuerpo traicionado". Ser persona o ser tumor dependería, pues, del deseo de la madre.
Los defensores de la prácticas abortivas o anticonceptivas y de la utilización de embriones precoces, procedentes de la fecundación in vitro para experimentación, han ido concediendo la cualidad humana según conviniese: a los 14 días de la concepción tras la nidación, o tras el inicio del desarrollo cerebral -tres meses-, o simplemente cuando, expuesto a condiciones antinaturales, es decir, fuera del útero antes de completarse la gestación, resulte viable según los adelantos de las técnicas disponibles en ese momento.
Carece de todo fundamento científico la pretensión de relacionar el comienzo de la vida humana con alguna fase concreta, como algunos lo situaría en el desarrollo cerebral. No hay ninguna etapa en la que se de el paso de ser otra cosa a ser vida humana. Con la fecundación se inicia un proceso único e irreversible en que los genes se van expresando de acuerdo con el estricto programa del desarrollo embrionario. En ese programa continuo se inscribe también el desarrollo cerebral: la Neuroembriología ofrece múltiples datos demostrativos de que esta programación y dirección del desarrollo del sistema nervioso es un hecho. El estudio morfológico revela que los primeros signos de diferenciación del sistema nervioso comienzan en las células ectodérmicas de la línea media sobre la notocorda. Las células de la notocorda van cambiando y se hacen más alargadas, formando la placa neural, en la cual ya se puede diferenciar, en la tercera semana, lo que será médula de lo que formará el encéfalo. Después, la placa se transforma en el canal nervioso que sigue mostrando el desarrollo simultáneo de médula y encéfalo, apareciendo las vesículas encefálicas, al final del primer mes. Continúan creciendo todas las estructuras nerviosas en un desarrollo integral programado, con interconexiones recíprocas moleculares, desarrollo y crecimiento de axones, etc.; el sistema nervioso se desarrolla como una unidad, y en cualquier punto de las estructuras embrionarias de los centros nervioso, las células tienen actividad -actividad nerviosa- en fase muy precoz. Las neuronas tienden una a otras, y se establecen interconexiones de alta especificidad. La célula nerviosa embrionaria, cuando aún no ha alcanzado verdadera morfología neuronal, presenta unas extensiones, llamadas filamentos de avance, que progresan en muchas direcciones como explorando el medio. Son estructuras dinámicas que avanzan y retroceden en minutos para establecer conexión diferencial con superficies de otras neuronas, y así va preparándose el crecimiento axónico hasta constituir el entramado de fibras del sistema nervioso central.
Por otra parte, todo indica que en los primeros meses y aun años de la vida extrauterina, se producen profundos cambios en el sistema nervioso, pero lo importante es que el desarrollo se hace sin solución de continuidad, y las capacidades funcionales sensoriales y motoras van apareciendo gradualmente. El sistema nervioso es el mismo, controlado por la misma potencialidad genética, tanto en los primeros días del desarrollo embrionario, como al cabo de unos meses o después del parto. Señalar un momento de cambio radical, para opinar que ahí empieza la vida humana, sería una arbitrariedad incompatible con los conocimientos más elementales de la Neurobiología.
La actual polémica entre "developmentalists" y "conceptionists" no es más que una pseudopolémica, un filosofismo introducido en el mundo científico por intereses no precisamente científicos. No se trata de opiniones discutibles porque falte seguridad en los datos experimentales. La ciencia experimental demostró hace tiempo que con la fertilización se produce un nuevo individuo cuyo programa de desarrollo y vida es diferente del programa de sus progenitores. Ahí está ya su principio de vida; ese programa marca el desarrollo de la totalidad de su organismo y en él está perfectamente situado también el programa de desarrollo del sistema nervioso como el de los demás sistemas.


III.- Los cambios en la concepción del derecho a la vida

La distinción entre “persona” y “sujeto de derecho” desaparece con la vigencia del Derecho Romano, al identificar ambos conceptos, sin embargo para el “positivismo jurídico”, los conceptos de “persona” y “hombre” son realidades diferentes. Hans Kelsen sostenía que mientras el hombre es el ser humano, una realidad natural, la persoa es un centro de imputación de normas, algo no concreto ni externo del Derecho, una creación jurídica que nace mediante el otorgamiento de las facultades de ejercer derechos y contraer obligaciones[1].
Mientras que la corriente iusnaturalista, sostiene que el hombre es el fin y el fundamento de todo ordenamiento jurídico, por lo cual dicho ordenamiento no “crea” a la persona “otorgándole” derechos, sino que los “reconoce” en ella, aceptando su propia existencia independiente.
Si analizamos los artículos de nuestro Código Civil, nos encontramos con el art. 30 que expresa: “Son personas todos los entes susceptibles de adquirir derechos, o contraer obligaciones”, sin hacer alusión a diferencia alguna entre “persona” y “sujeto de derecho”. El artículo 31 señala: “Las personas son de una existencia idea o de una existencia visible ...” definiendo a estas últimas el artículo 51: “Todos los entes que presentasen signos característicos de humanidad, sin distinción de cualidades o accidentes, son personas de existencia visible.”. El comienzo de la vida o de la existencia de las personas físicas está dado por los artículos 63 y 70: “Son personas por nacer las que no habiendo nacido están concebidas en el seno materno”; y “Desde la concepción en el seno materno comienza la existencia de las personas...”.
Una interpretación literal de los artículos 63 y 70 nos conduciría a concluir que aquellos embriones cuya concepción se realiza fuera del útero materno o que se encuentren crioconservados carecen de personalidad para el Derecho, adquierendola solo al momento de ser implantados y no desde su concepción. Este “error” en que se incurre en la redacción de estos artículos se debe obviamente al desconocimiento que existía al momento en que el codificador redactó nuestro código de otros medios de concepción que no fuera en el seno materno.
Si analizamos reformas posteriores al Código, por ejemplo, el artículo 264 referido a la patria potestad declara: “La patria potestad es el conjunto de derechos que las leyes conceden a los padres desde la concepción de los hijos...”, no aclarando donde se debe realizar la concepción, lo que implica que debe interpretarse en un sentido amplio, con una visión global y sistémica, es decir, extender la protección del embrión, reconociéndole personalidad jurídica desde su concepción fuera del claustro materno. Esta interpretación se encuentra avalada por Tratados Internacionales de Derechos Humanos, elevados a la jerarquía constitucional conforme a la Reforma Constitucional del año 1994, artículo 75, inciso 22.

IV.- Cuestiones ético-jurídicos en torno al aborto.
El aborto ha sido considerado en la jurisprudencia americana como una cuestión que atañe a la vida privada,  es decir a ese clásico “right of privacy” o el derecho a estar solo, que se corresponde con la ideología del Estado liberal. Este planteamiento liberal se basa en la idea de que mientras, lo público no interfiera en la vida privada, los individuos autónomos actúan libremente. Se trata de ofrecer un “espacio” para el desarrollo individual, en el que el Estado podrá intervenir para garantizar el desarrollo de este ámbito privado.
Es importante señalar a otro principio no menos importante que es el de la igualdad, que garantiza a todo individuo a ser tratado por la sociedad organizada como un miembro respetado, responsable y participativo. Todas las personas tienen un valor similar y por ello son igualmente merecedoras de respeto. En este sentido, para Dworkin, “el gobierno debe tratar a quienes gobierna con consideración, esto es, como seres humanos capaces de sufrimiento y de frustración, y con respeto, o sea como seres humanos capaces de llegar a concepciones inteligentes de cómo han de vivir su vida, y de actuar de acuerdo con ellas. El gobierno no sólo debe tratar a la gente con consideración y respeto, sino con igual consideración y respeto”[2].
Este principio de igualdad tiene mayor virtualidad si consideramos que el feto es persona, por todo lo expuesto anteriormente, y merecen el respeto y consideración igual que el de la madre, situación que genera la prohibición de abortar. El hecho que el feto sea considerado persona condiciona a la madre a la libre disposición de su propio cuerpo, desde el momento en que queda embarazada.
El tema es polémico, más cuando existen distintas teorías sobre cuando se debe atribuir el comienzo de la vida, si desde la concepción, en la anidación, en la viabilidad o en el nacimiento, lo que traerá aparejado por ejemplo la prohibición del uso de anticonceptivos, como en el caso de la píldora del día después, puesto que constituirían impedimentos para que se generen “personas”.
El reconocimiento del status jurídico del embrión y por añadidura del feto significa admitir hay una vida humana independiente, un ser con fines distintos e intereses propios. La actuación del Estado debe acomodarse a las garantías constitucionales y de las normas contenidas en los Tratados de Derechos Humanos, debiendo proteger y asegurar la salud física y psíquica de los niños. Ese criterio fue sustentado por la Corte Suprema de Justicia al expresar que “el legislador provincial se ha propuesto ... promover el bienestar general ... conforme a los propósitos informados en el Preámbulo de la Constitución Nacional.. y la ley es constitucionalmente inobjetable”[3]. En igual sentido en el fallo dictado en la causa “American Cyanamid c/Unifa SA Química e Industrial”, sobre patentes de invención y farmacología, se expresó que “la obligación primera de los jueces es interpretar y aplicar las leyes en su recto sentido”, y que para analizar la constitucionalidad o no de las leyes deben tenerse en cuenta “el espíritu y la letra de la Constitución, en cuyo Preámbulo ya se encuentran expresiones referidas al bienestar general...”[4]. Si bien los fallos se refieren al Preámbulo de nuestra Constitución, analógicamente el criterio es aplicable a la Convención sobre los Derechos del Niño o a cualquier otro instrumento internacional con jerarquía constitucional.